Naturaleza muerta
Como bien se sabe, los antiguos egipcios hacían ya lo que hoy nosotros hacemos, ufanos, creyendo que es modernez. Los antiguos egipcios, efectivamente, también pintaban bodegones. Pintaban objetos, plantas y alimentos en las tumbas y mausoleos presumiendo que, una vez llegadas las almas al más allá, los dibujos y pinturas cobrarían realidad y vida al servicio de sus deudos muertos. La temática caló entre los pintores de todos los tiempos y lo llamaron “naturaleza muerta”. Denominación de dudoso acierto, porque a mí me parece que las viandas, objetos y cachivaches, por inanimados que parezcan, posan, de hecho, para el artista de turno. Y el posado, a pesar de su quietud y docilidad, requiere vida y voluntad de mostrarse. Con el posado de las cosas, al gusto del artista, pues, y con el color y la luz, la pintura logra transmitir ideas, sensaciones y sentimientos de calma, misterio, nostalgia, sosiego o bienestar, para nuestra dicha y placer. La idea pasó felizmente a la fotografía donde también se trata de escribir con la luz, congelando el tiempo.